Sin donación y sacrificio, la libertad se vuelve ilusoria, se escurre entre los dedos como el agua y se convierte en una palabra vacía con la que se puede llenar sólo la boca. Quienes así actúan “son almas que hacen barricadas con la libertad. ¡Mi libertad, mi libertad! La tienen, y no la siguen; la miran, la ponen como un ídolo de barro dentro de su entendimiento mezquino. ¿Es eso libertad? ¿Qué aprovechan de esa riqueza sin un compromiso serio, que oriente toda la existencia? Un comportamiento así se opone a la categoría propia, a la nobleza, de la persona humana. Falta la ruta, el camino claro que informe los pasos sobre la tierra. Esas almas (...) se dejarán arrastrar luego por la vanidad pueril, por el engreimiento egoísta, por la sensualidad, decía Josemaría Escrivá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario