La globalización de la economía y de la información, y en el ámbito europeo y americano la creciente disminución de los controles fronterizos, poseen una cara oscura. Dice el profesor Núñez Seixas que “las mafias nacionales se internacionalizan de forma creciente desde principios de los años noventa. La tradicional mafia siciliana y la Ndrangheta calabresa extienden sus negocios y la actividad de blanqueo de capitales a Centroeuropa, Francia y España; en Europa del Este emergen potentes grupos mafiosos entre las ruinas del Estado socialista, y muchos de los nuevos capitalistas rusos son sospechosos de haber acumulado sus riquezas en tiempo meteórico gracias a actividades ilegales. Las diversas mafias balcánicas, caucásicas, chinas (las Tríadas) y japonesas (Yakuza) hacen negocios en Rusia y también en Europa; en algunos países y regiones, como Albania o Kosovo, las actividades delictivas y el tráfico de armas, drogas y personas son un componente esencial de sus maltrechas economías postsocialistas. También se intensifican y diversifican las conexiones transatlánticas con los cárteles de la droga mexicanos y colombianos, a través de intermediarios como los narcos gallegos o marroquíes. Estos mafiosos no lo son a tiempo completo. procuran adquirir un perfil respetable, invertir en beneficencia y educación, comprar clubes de fútbol, y codearse con dirigentes políticos, invitándolos a sus yates o pagándoles vicios inconfesables”.
Y añade el catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela que “la trata de blancas es difícil de perseguir en sociedades donde impera la tolerancia hacia la prostitución, siendo un buen ejemplo de ello el debate acerca de la conveniencia o no de prohibirla, regularla o simplemente penar el consumo y no solo la oferta. Las víctimas de la trata de personas y de las abusivas condiciones a las que se sometían a los migrantes (por ejemplo, sujeción a condiciones laborales de casi esclavitud) acostumbran a ser, en particular, quienes huyen de situaciones de persecución política, desigualdad social u opresión de género en las áreas más desfavorecidas del planeta, y que pueden acabar cosiendo en talleres clandestinos de Roma o prostituyéndose en burdeles de lujo en Dubai. Pero también podían ser trabajadores chinos transportados por sus propios compatriotas de las Tríadas”.
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