La familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es la mayor ayuda que se puede dar a los niños. Estos quiere ser amados por una madre y un padre que se aman, y necesitan vivir, crecer y vivir junto con ambos padres, porque las figuras materna y paterna son complementarias en la educación de los hijos y en la construcción de su personalidad y de su identidad. Por lo tanto, es importante que se haga todo lo posible para ayudarles a crecer en una familia unida y estable.
Un ambiente familiar falto de serenidad, añade Benedicto XVI, la separación de los padres y, en particular, la separación con el divorcio conlleva consecuencias para los niños, mientras que sostener la familia y promover su verdadero bien, sus derechos, su unidad y estabilidad es el mejor modo de tutelar los derechos y las autenticas exigencias de los menores.
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