El periodista José Alejandro Vara cuenta como con sólo tres palabras se tiene bastante. Si logras hilvanar una buena frase con tres o cuatro palabras, ya lo tienes todo. Memora algunos hitos de la historia. "Vini, vidi, vici", "alea jacta est", "Dios salve a la Reina", "el Estado soy yo", "la historia me absolverá", "yo también soy berlinés", "sangre, sudor y lágrimas", "I have a dream". Bastan tres palabras, quizás cuatro, una frasecita para ocupar un hueco en los anales. O para ganar elecciones. Por ejemplo: el "yes, we can" de Obama o el "America first" de Trump. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Y hablando de la geografía española cuenta Vara los siguientes ejemplos. ”Puedo prometer y prometo" figura entre lo más reseñable de la producción nacional. "Ja soc aquí", ·"España nos roba" y 'lo volveremos a hacer' son ocurrencias desparejas aportadas desde el nacionalismo catalán, que funciona por eslóganes primarios ya que carece de ideas de calado. "Ni tutelas ni tu tías" engrosan lo más granado nuestra mercadotecnia política. Aznar aportó dos momentos célebres: "Váyase, señor González" y "España va bien”. Felipe González acertó con dos muletillas que se hicieron universales: "Por consiguiente..." y "sin acritud”, tan usadas luego por oradores inexpertos, émulo del socialista andaluz y buen número de caricatos con nómina en Telecinco. Pedro Sánchez, por supuesto, incorporó a la jerigonza partidista lo de 'No es no', expresión nefanda a la que luego dieron la vuelta las feministas con su 'Sólo sí es sí'. El Rey padre, finalmente, incorporó a la antología un momento cumbre: "¿Porqué no te callas?”
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