sábado, 8 de mayo de 2021

La única manera para que el comunismo conquiste España es consiguiendo un país derrotado


Con unas condiciones casi de hambre en Rusia, caos en la Administración y derrota y desesperación crecientes en el frente, aumentaba en Moscú y en San Petersburgo la oposición a la guerra y empezó a esfumarse en el aire la legitimidad ya precaria del gobierno provisional. El principal beneficiario de la situación fue la única organización política de Rusia que había mantenido una oposición continuada a la guerra desde el principio mismo, el Partido Bolchevique, un grupo radical marxista implacable y muy organizado, disciplinado y resuelto, cuyo dirigente Vladimir Lenin había sostenido desde el principio que la derrota en la guerra era el medio más rápido para conseguir que llegase la revolución. Aprovechando la oportunidad, organizó un rápido golpe de Estado en el otoño de 1917 que encontró poca resistencia inmediata. La “Revolución de Octubre” no tardó en degenerar en un caos sangriento. Cuando los adversarios de los bolcheviques intentaron un contragolpe, el nuevo régimen respondió con una violenta oleada de “terror rojo”.

Pablo Iglesias y Carles Puigdemont

Pablo Iglesias, buen discípulo de Lenin, sabe que la única manera para que el comunismo conquiste España es consiguiendo un país derrotado, con colas del hambre, dividido y resquebrajado, y consiguiendo romper la columna vertebral de España, la monarquía.

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