Los fundadores de Google entendieron que el valor estaba en la web como ecosistema de negocios. La carrera al éxito consistía en comprender cómo la gente utilizaba el sistema entero y no un programa en especial. Si lograban entender esos deseos, es decir, las palabras que buscaban y que buscarían, las formas en que llevarían internet en su bolsillo, las interacciones que los humanos realizarían en el futuro con sus aplicaciones, entonces triunfarían. Con esa premisa generaron un buscador que luego sumó anuncios relacionados, un navegador que predijo y centralizó todas las operaciones de un usuario y un teléfono móvil que se adaptó al uso personal. El PageRank, desde entonces el algoritmo que ordena el mundo, convirtió googlear en un verbo y una actividad por sí misma en internet. Dice Natalia Zuazo que detrás de su funcionamiento, sobre la base de ordenadores
comunes y el sistema operativo Linux, los ingenieros empezaron a construir un inmenso sistema paralelo de software y granjas de servidores que les permitía guardar, analizar y volver a guardar todas las copias posibles de la web. Para la página de inicio un logo y un pequeño rectángulo de búsqueda fue suficiente. Si el resultado llegaba rápido, los usuarios estarían contentos y lo utilizarían. El próximo paso, vincular cada búsqueda con un anuncio, se hizo realidad con AdWords, que hoy sigue generando el 89 por ciento de los ingresos de la compañía. El centro del sistema eran los datos. A casi veinte años de su fundación, el modelo de negocios de Google continúa siendo el mismo, hacer dinero con los datos.
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