O el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.El dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida.
(Catecismo de la Iglesia Católica)
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