¿Cuáles son las raíces del mal? Creo que procede de la capacidad de todo ser creado de decidir libremente entre el bien y el mal, contesta Robert Sarah. Y añade que el mal es fundamentalmente una rebelión contra Dios, contra el bien y contra el amor.
Paradójicamente, dice Sarah, aunque nadie quiere el mal, no dudamos en cooperar con él. Lo prohibido no excluye la falta; al contrario, es como si la propia ley suscitara el deseo de transgredirla. Cuando el hombre intenta suprimir a Dios, quiere establecer él mismo las fronteras del bien y del mal. Ese es el drama del hombre contemporáneo. Si el hombre se convierte en un dios, se hunde en una negra noche donde los valores ya no tienen sentido, porque el bien y el mal no existen. Entonces la humanidad puede sumirse en una especie de caos, ya que sin frontera entre el bien el mal las raíces de la justicia se borran peligrosamente.
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