La historiadora Angela Pellicciari cuenta que al Nuevo Mundo la corona española envió tropas, sacerdotes, literatos e intelectuales para conquistarlo. América Latina fue evangelizada, dice Pellicciari, porque las expediciones de los conquistadores fueron expediciones de evangelización, liberadoras de pueblos nativos dominados por otras poblaciones sanguinarias; así como el deseo de evangelizar de parte de los reyes católicos. Son los dominicos de Salamanca los inventores de los derechos humanos, aplicados para defender a las poblaciones indígenas.
El franciscano Bernardino de Sahagún llega a México en 1529 y enseña latín a los nobles aztecas, estudia la lengua náhuatl y con esta compone originariamente su Historia General de Las Cosas de Nueva España. Explica que el año azteca se divide en 18 meses y que en cada uno habían sacrificios humanos particulares, entre ellos muchos niños con tres meses. Mientras Juan de Zumárraga, primer Arzobispo de México, escribió al capítulo franciscano de Tolosa que los indios “tienen costumbre de sacrificar en esta ciudad de México a sus ídolos más de 20 mil corazones humanos”. De frente a los ídolos que quieren sacrificios, los conquistadores españoles proponen a Jesús, que se sacrifica a sí mismo para que podamos tener vida. Además, los españoles también llevan a las nuevas tierras la construcción de escuelas, universidades, academias.
La fe es la que lleva a España a enviar expediciones a las Indias, dice Pellicciari. Y si nos preguntamos cómo Cortés pudo hacer caer el inmenso imperio azteca con solo los 400 hombres que lo habían seguido, la respuesta es que recibió la ayuda de los demás indios de las poblaciones aterrorizadas por el culto sanguinario de los aztecas.
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