Postergar no resuelve los conflictos; es más, los agrava, por eso cuanto antes nos demos cuenta de que no debemos seguir escondiendo nuestros sentimientos por temor a la desaprobación o al juicio crítico de quien se ha apropiado de nuestra identidad, más estaremos cuidando nuestra salud mental y nuestro equilibrio emocional. No hay relación del tipo que sea que no presente conflictos a medida que el tiempo va transcurriendo. Esto está implícito en la naturaleza humana, y hasta cierto punto es positivo y constructivo que los seres humanos tengan posiciones y posturas diferentes frente a un mismo tema. Las cosas se complican cuando uno de ellos se cree el dueño de la verdad y ejerce un poder ilimitado sobre los demás, intentando por todos los medios imponer su criterio a cualquier precio.Los conflictos que no se resuelven generan un alejamiento progresivo entre las personas, que sienten que se abre una brecha cada vez mayor entre ellos en la medida que no logran entenderse. Se sobreentiende que para poder resolver cualquier tipo de conflicto se requiere, en primera instancia, que ambas partes estén dispuestas a revisar su posición y luego a negociar una solución que sea satisfactoria, permitiendo de esa manera tener la sensación de que ha habido un avance en la comunicación que se ha establecido, escribe el médico Walter Dresel.
Una estrategia adecuada, añade Walter Dresel, será no responder en los momentos en que la ira gana nuestra mente, sino esperar a que los ánimos se aplaquen para luego, con mesura y con la serenidad necesaria, tratar de utilizar nuestras mejores habilidades para comunicar y negociar aquellos aspectos en los que nos sentimos avasallados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario