El poeta es sobre todo el descubridor. Leer un nuevo poeta, dice Cesare Pavese, quiere decir aprender a ver el mundo de una manera nueva. Por eso un poeta necesita lectores, de la misma manera que un descubridor necesita viajeros en el camino por él abierto. El valor de la obra del descubridor no está en la utilidad de los sucesivos viajes, que es el negocio de los futuros viajeros, de los lectores. El descubridor no sabe de utilidades. Sabe de dudas, de coraje, y de certezas.
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