Pascal sostenía que el Dios cristiano no es el de los filósofos y de los sabios, sino el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. “El Dios de los cristianos no es simplemente un Dios autor de las verdades geométricas y del orden de los elementos; es la postura de los paganos y de los epicúreos. No es simplemente un Dios que ejerce su propia providencia sobre la vida y los bienes de los hombres, para conceder una serie de años felices a quien lo adora, es la postura de los judíos. Ahora bien, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de los Cristianos es un Dios de amor y de consolación; es un Dios que llena el alma y el corazón de aquellos que posee; es un Dios que les hace sentir interiormente su miseria, y su misericordia infinita; que se une a lo más profundo de su alma, que la llena de humildad, de alegría, de confianza, de amor; que los hace incapaces de otro fin que no sea El mismo”
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Dios Padre de Francisco Bayeu y Subías |
Bernard Groethuysen, tras haber precisado que el Dios personal y la personalidad del hombre forman un conjunto indisoluble, escribe que “en la filosofía grecorromana de la vida, el hombre intentaba entenderse con el mundo, pero éste permanecía mudo. Ahora, en cambio, el hombre habla con Dios, y Dios habla al hombre. En este diálogo el hombre puede decir “Yo”; se forma un hombre nuevo”. De este modo se forma precisamente el hombre como persona. Por consiguiente, una vez eliminado el concepto del Dios cristiano, se elimina por si mismo el concepto mismo de persona, tomado en su acepción ontológica plena.
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