Suele decirse, repitiendo a Séneca, que es propio del hombre equivocarse («errare humanum est»); y es cierto; sólo que siempre conviene agregar lo que dice Agustín de Hipona cuando manifiesta que es diabólico perseverar en el error («perseverare autem diabolicum»). La perseverancia en el error es una de las características más detestables del ser humano y una de las más peligrosas. Dice el fisiólogo francés Charles Richet, que estar dotado de razón y ser insensato, es algo mucho más grave que no estar dotado de razón.
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