Los bancos islámicos ofrecen servicios compatibles con la creencia religiosa y con el comportamiento social islámico en más de sesenta países. Explica Razi Fakih, socio de Sequentis Consulting, que las finanzas islámicas constituyen una industria muy nueva. La banca y las finanzas convencionales existen desde que tenemos memoria. Las finanzas islámicas se iniciaron en algún momento de la década de 1960 en Egipto, y creo que hasta la de 1990 no despegaron realmente, de modo que en ese contexto llevan sólo menos de dos décadas.
Cuenta el historiador Neil McGregor que “es el resultado de la creciente importancia económica de Oriente Medio. Pero es también un signo de algo más, porque este desarrollo bancario contradice lo que había sido una creencia generalizada durante todo el siglo XX. A partir de la Revolución francesa, la mayoría de los intelectuales y economistas supusieron que la religión iría disminuyendo regularmente como elemento de la vida pública, y que a largo plazo las fuerzas de Dios acabarían cediendo ante las del dinero. Uno de los hechos más asombrosos de la primera década del siglo XXI ha sido el retorno de la religión al centro de la escena política y económica en muchas partes del mundo”.
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