domingo, 16 de agosto de 2020

Amañar el pasado es la forma más antigua de control del conocimiento



En realidad, yo no creo, dice Tony Judt, que desatender el pasado sea nuestro mayor riesgo; el error característico del presente es citarlo desde la ignorancia. Una ciudadanía mejor informada es menos susceptible de que la engañen con un uso abusivo del pasado al servicio de los errores del presente. Un rasgo que tenían en común las sociedades cerradas del siglo XX, ya fueran de izquierdas o de derechas, era que manipulaban la historia. Amañar el pasado es la forma más antigua de control del conocimiento. Si tienes en tus manos el poder de la interpretación de lo que pasó antes (o simplemente puedes mentir acerca de ello), el presente y el futuro están a tu disposición. De modo que, por simple prudencia democrática, conviene garantizar que la ciudadanía esté informada históricamente.

Y añadía Tony Judt que no puedes enseñar la historia de Estados Unidos diciendo que antes se creía en general que la Guerra Civil fue por la abolición de la esclavitud, pero ¡ja!, te aseguro que se trató de algo muy distinto. Porque las pobres criaturas de la primera fila se miran entre sí y se preguntan: “Espera un momento, ¿qué está diciendo? ¿Qué es la Guerra Civil? ¿Cuándo pasó? ¿Quién ganó?”. Estos enfoques supuestamente críticos, dirigidos, seamos generosos, a ayudar a los niños y estudiantes a formar sus propios juicios, son contraproducentes. Generan confusión más que perspicacia, y la confusión es la enemiga del conocimiento. Antes de que nadie, ya se trate de un niño o de un estudiante de postgrado, pueda entender el pasado, tiene que saber lo que ocurrió, en qué orden y con qué resultado.

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