El perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Añade el Papa Francisco que dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices. Acojamos entonces la exhortación del apóstol: ”No permitan que la noche los sorprenda enojados” (Ef 4,26).
La experiencia del perdón, dice el Papa Francisco, en nuestra cultura se desvanece cada vez más. Incluso la palabra misma en algunos momentos parece evaporarse. Sin el testimonio del perdón, sin embargo, queda sólo una vida infecunda y estéril, como si se viviese en un desierto desolado.
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