César Augusto |
Octavio César Augusto era hombre prudente. Solía decir que en la guerra como en la política nada conviene menos que la precipitación y la temeridad. Repetía el adagio griego: “Festina lente”. (Apresúrate lentamente). Y su norma era que sólo debe emprenderse una guerra o librar una batalla cuando se puede esperar más provecho de la victoria que perjuicio de la derrota porque, añadía: “El que en la guerra aventura mucho para ganar poco, se parece al hombre que pescara con anzuelo de oro, de cuya pérdida no podría compensarle ninguna presa”.
El 25 de junio, Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética y China, invadió al Sur. Y Estados Unidos envió a sus fuerzas para ayudar a Corea del Sur a repeler "la invasión de los comunistas”.Con la ayuda de Washington, Seúl, la capital surcoreana, fue recuperada en dos meses. Pero entonces China, alarmada con la decisión de Estados Unidos de movilizar a sus fuerzas hacia el norte para perseguir la reunificación de la península, intervino en el conflicto. Entonces todas las partes comenzaron a hablar de usar armas atómicas y bombas nucleares. Pronto, lo que empezó como una batalla para reunificar Corea amenazó con convertirse en una tercera guerra mundial nuclear. "Hubo unos tres millones de coreanos muertos, 100.000 huérfanos, unos diez millones de desplazados y una completa devastación", le dice a la BBC Sue Terry, exanalista de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) de asuntos de Corea y profesora de la Universidad Nacional de Seúl.
Hoy, 64 años después, ambos países siguen técnicamente en guerra. Con las crecientes hostilidades en la región, y las tensiones entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump, algunos expertos creen que bastaría un error de cálculo para reanudar esta guerra.
Kim Jong-un |
"La zona desmilitarizada (que divide a ambas Coreas) es una de las áreas más fuertemente armadas del mundo", le dice a la BBC David Maxwell, coronel retirado del ejército de Estados Unidos y analista del Centro de Estudios para la Seguridad de la Universidad de Georgetown. Maxwell considera que las recientes pruebas nucleares de Corea del Norte y sus lanzamientos de misiles incrementan cada vez más las probabilidades de un ataque preventivo de Estados Unidos.
"Cuando Kim Jong-un y sus cerca de 5.000 allegados de la elite norcoreana que lo rodea se den cuenta de que tienen poco tiempo para salir del país, no tendrían ninguna razón para no usar misiles nucleares y eliminar a varios cientos de miles de estadounidenses” "Y ese es el escenario más probable en el que usaría el tipo de misil que los norcoreanos probaron hace unas semanas", asegura el experto de la Universidad de Angelo State. El uso de armas nucleares sería el comodín en esta guerra. Pero incluso si no se utilizan, una guerra convencional en esta región no tendría precedentes.Y veríamos una enorme pérdida de vidas.
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