Viajar desconociendo la historia de una región te incapacita para entender los porqués de las cosas y las personas. Por ejemplo, la Cuba de Castro debe de desconcertar a los visitantes que no sepan nada sobre los cinco siglos anteriores a la revolución de Fidel. No es necesaria una gran documentación sociológica o política, pero si te gustan esos temas le añadirás una dimensión extra al viaje.
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