Peter Fechter |
Peter Fechter |
Peter Fechter corrió como alma que lleva el diablo, pero cuando estaba a punto de llegar a la parte superior del muro, los guardias fronterizos le dispararon por la espalda. Peter Fechter estuvo allí tres horas gritando y pidiendo socorro, pero nadie sabía qué hacer. La gente asomaba la cabeza por encima del muro desde el lado occidental y lo miraba. Algunos le tiraron vendas, pero estaba demasiado débil para recogerlas. Los guardias fronterizos se limitaron a quedarse allí mirando. Al final lanzaron una bomba de humo y cuando el humo se disipó, los guardias y el cuerpo de Peter habían desaparecido.
El muro no estaba agraviando a nadie, estaba garantizando la paz mundial y protegiendo a los trabajadores socialistas de los neohitlerianos de Occidente. Sin embargo, Peter Fechter corrió como alma que lleva el diablo por la tierra de nadie y prefirió morir sobre la arena a quedarse en casa. Así que no es de extrañar que las autoridades se vieran en la necesidad de mejorar el muro. Año tras año fue evolucionando y en 1975 fue perfeccionado. Hay un diagrama de Grenzmauer’75, como se conoce oficialmente a esta construcción. Tiene el aspecto de una fortaleza mágica concebida por un niño con su extraña perspectiva, su absurda y fantástica multiplicación de artilugios defensivos y su pequeño y esquemático pastor alemán preparado para
atacar. Cada uno de los bloques de hormigón prefabricados de Grenzmauer’75 tenía forma de L y una altura de 3,683 metros exactamente. La cara exterior, totalmente vertical, daba a Occidente; el ángulo interior de la L, a Oriente. Este ángulo interior estaba cuidadosamente curvado a fin de que fuera imposible encontrar un punto de apoyo para el pie. La parte superior del bloque estaba coronada por un tubo redondeado de hormigón a fin de que fuera imposible encontrar un punto de apoyo para la mano. El hormigón mismo era liso y resbaladizo. Estos bloques de hormigón formaban la cara occidental de Grenzmauer’75. Detrás de ellos, se extendía una hilera de trampas para carros de combate y, detrás de cada trampa, se abría una zanja. Detrás de la zanja, había un camino de ronda para vehículos y luego otro para infantería. Detrás de este último camino, una hilera de farolas y, detrás de las farolas, una hilera de torres de vigilancia. Detrás de las torres de vigilancia, un
pasillo de alambre de púas habitado por perros de ataque y, detrás, una valla eléctrica de baja tensión. Detrás de la valla eléctrica, había una “cama de faquir” con clavos que salían del suelo y otro muro de hormigón. Detrás de este muro trasero, una zona limítrofe sin edificios que no se permitía visitar a los ciudadanos de la República Democrática Alemana. Y detrás de esta zona limítrofe, toda una población a la que no se le había dicho nada acerca de la verdadera naturaleza del muro.
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