El historiador Niall Ferguson escribe que “no tenemos un sistema ético evolucionado. No creo en la idea según la cual la evolución por sí sola nos hace ser morales. Puede modificar el comportamiento, pero hay demasiadas pruebas de que en bruto, cuando desaparecen las restricciones de la civilización, nos comportamos de la manera más salvaje posible con los demás. Creo realmente que con la sabiduría heredada de una religión que tiene más de dos mil años tenemos un marco bastante bueno con el que trabajar”. Niall Ferguson reconocen que el cristianismo es un baluarte fundamental de la frágil civilización que habitamos. "Creo que la idea de que podemos hacer frente a estos dardos de escandalosa suerte sin ningún tipo de consuelo establecido y consagrado es, prácticamente, errónea". "Soy una de esas personas que no llegó al ateísmo por elección, y casi he salido de él a base de estudiar la historia. Las mayores catástrofes a las que probablemente nos enfrentemos están relacionadas con el totalitarismo, porque esa es la lección del siglo XX. Las pandemias mataron a mucha gente en el siglo XX, pero el totalitarismo mató a muchas más”. "Me inquieta que, en muchos aspectos, el totalitarismo gane cada día más terreno", piensa Ferguson. "El totalitarismo fue malo por muchas razones, y una de las manifestaciones de su maldad fue su ataque a la religión. Cuando veo que el totalitarismo está ganando terreno, no solo en China, sino también de forma sutil en nuestra sociedad, parece que este sea el desastre que tenemos que evitar. ¿Por qué soy conservador y no un progresista clásico? Porque el progresismo clásico no detendrá la cultura woke y el totalitarismo. No es lo suficientemente fuerte. En última instancia, necesitamos las ideas heredadas de una civilización y las defensas contra esa forma particular de desastre".
Para el filósofo Sir Roger Scruton “el cristianismo es, en muchos sentidos, el alma de la civilización occidental, y que el concepto exclusivamente cristiano del perdón es absolutamente indispensable para su supervivencia”.
El escritor Douglas Murray cree que el cristianismo es esencial porque los partidarios del laicismo han sido hasta ahora totalmente incapaces de crear una ética de la igualdad que se ajuste al concepto de que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios. En una columna en The Spectator señaló que la sociedad poscristiana tiene tres opciones. La primera es abandonar la idea de que toda vida humana es preciosa. "Otra es trabajar frenéticamente para precisar una versión atea de la santidad del individuo". ¿Y si esto no funciona? "Entonces solo queda otro lugar al que ir y es volver a la fe, nos guste o no”. Reciente ha manifestado que "la santidad de la vida humana es una noción judeocristiana que muy fácilmente podría no sobrevivir a la desaparición de la civilización judeocristiana”.
La supervivencia del cristianismo es esencial para la supervivencia de Occidente. "La cristiandad ha tenido una serie de revoluciones y en cada una de ellas el cristianismo ha muerto", escribió G.K. Chesterton en El hombre eterno. "El cristianismo ha muerto muchas veces y ha resucitado porque tenía un Dios que conocía el camino para salir de la tumba”.
El escritor Douglas Murray cree que el cristianismo es esencial porque los partidarios del laicismo han sido hasta ahora totalmente incapaces de crear una ética de la igualdad que se ajuste al concepto de que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios. En una columna en The Spectator señaló que la sociedad poscristiana tiene tres opciones. La primera es abandonar la idea de que toda vida humana es preciosa. "Otra es trabajar frenéticamente para precisar una versión atea de la santidad del individuo". ¿Y si esto no funciona? "Entonces solo queda otro lugar al que ir y es volver a la fe, nos guste o no”. Reciente ha manifestado que "la santidad de la vida humana es una noción judeocristiana que muy fácilmente podría no sobrevivir a la desaparición de la civilización judeocristiana”.
La supervivencia del cristianismo es esencial para la supervivencia de Occidente. "La cristiandad ha tenido una serie de revoluciones y en cada una de ellas el cristianismo ha muerto", escribió G.K. Chesterton en El hombre eterno. "El cristianismo ha muerto muchas veces y ha resucitado porque tenía un Dios que conocía el camino para salir de la tumba”.
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