El sociólogo Vance Packard creía en los años cincuenta que los publicistas estaban manipulando a los consumidores y arrastrándolos con ardides y engaños a la compra de determinados bienes y servicios. La acusación revelaba los más oscuros secretos de la publicidad al sacar a la luz las astutas técnicas de ventas así como el desprecio hacia el público. Packard concluía su estudio con la advertencia que “si el negocio de la publicidad se deja sin control, lo más probable será que acabe por dominar nuestras vidas”. Hoy la mayor parte de las profecías de Packard se han mostrado acertadas.
Jerry Della Femina, en una entrevista publicada en 1981 dijo que “anunciar es hurgar en heridas abiertas….miedo, ambición, angustia, hostilidad. Usted menciona los defectos y nosotros actuamos sobre cada uno de ellos. Nosotros jugamos con todas las emociones y con todos los problemas, desde el no poder seguir en cabeza…hasta el deseo de ser uno más entre la muchedumbre. Cada uno tiene un deseo especial. Si se logra que un número suficiente de gente tenga el mismo se consigue un anuncio y un producto con éxito”.
A finales de los sesenta el economista John Kenneth Galbraith calculó que si los anuncios de televisión desaparecieran de las pantallas de televisión el producto nacional bruto de Estados Unidos se reduciría en un cincuenta por ciento.
A finales de los sesenta el economista John Kenneth Galbraith calculó que si los anuncios de televisión desaparecieran de las pantallas de televisión el producto nacional bruto de Estados Unidos se reduciría en un cincuenta por ciento.
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