El 22 de junio de 1941 fue uno de los días más importantes de la historia de Europa. La invasión alemana de la Unión Soviética, que empezó ese día bajo el nombre en clave de Operación Barbarroja, significó mucho más que un ataque sorpresa, un cambio de alianzas o una nueva etapa de la guerra, fue el principio de una catástrofe indescriptible. El enfrentamiento de la Wehrmacht y sus aliados con el Ejército Rojo provocó la muerte de más de diez millones de soldados y de un número comparable de civiles, que murieron, bajo los bombardeos, huyendo de ellos, o de hambre y enfermedades provocadas por la guerra en el frente oriental. Durante la contienda, los alemanes mataron además a unos diez millones de personas, entre ellas más de cinco millones de judíos y más de tres millones de prisioneros de guerra.
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