Para el Premio Nobel Alexis Carrel “cada cual puede dar a su rostro la expresión que desee, pero no puede conservar esta máscara de modo permanente. Y sin saberlo nosotros, nuestro rostro se modela poco a poco según nuestros estados de conciencia. Con los progresos de la edad, ésta llega a ser la imagen más y más exacta de los sentimientos, apetitos, aspiraciones del ser todo entero. La belleza de un hombre joven resulta de la armonía natural de los rasgos de su fisonomía. El rostro expresa cosas más profundas aún que las actividades de la conciencia. Pueden leerse en él, no sólo los vicios, las virtudes, la inteligencia, la estupidez, los sentimientos, los más ocultos hábitos de un individuo, sino también la constitución de su cuerpo y su tendencia a las enfermedades orgánicas y mentales."
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