La meta final de la ideología de género es la utopía de Firestone y Duberman: pansexualidad, identidad fluida, tolerancia sexual sin restricciones y desaparición de los vínculos biológicos y de parentesco. Este tipo de libertad sexual provoca serios conflictos legales, morales y psicológicos. Pasar por alto el peso de la biología y afirmar que la sexualidad masculina y femenina es opcional, no determinada por la condición biológica del varón y la mujer, es chocar frontalmente contra la realidad y la naturaleza del ser humano. Shakespeare, por boca del médico de Macbeth dice: “ Los actos contra la naturaleza engendran disturbios contra la naturaleza”.
Es propio de toda ideología negar la evidencia, y la de género no duda en rechazar el carácter patológico o anómalo de cuadros clínicos considerados como tales por los especialistas. Así, el creer o desear pertenecer al sexo opuesto ha sido tratado con terapia psicológica, igual que la anorexia, hasta que la ideología tomó al asalto los medios de comunicación, los programas educativos, las leyes y los protocolos terapéuticos, escribe el filósofo José Ramón Ayllón.
Es propio de toda ideología negar la evidencia, y la de género no duda en rechazar el carácter patológico o anómalo de cuadros clínicos considerados como tales por los especialistas. Así, el creer o desear pertenecer al sexo opuesto ha sido tratado con terapia psicológica, igual que la anorexia, hasta que la ideología tomó al asalto los medios de comunicación, los programas educativos, las leyes y los protocolos terapéuticos, escribe el filósofo José Ramón Ayllón.
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