miércoles, 9 de abril de 2025

El big-bang de la vida es justo el momento de la fecundación

Dr. Nicolás Jouve de la Barreda, fue Catedrático de Genética departamento de Biomedicina y Biotecnología de la universidad de Alcalá, presidente de la Asociación de Investigadores y Profesionales por la vida. Ciencia, Vida y Cultura (CiViCa) manifiesta que la vida empieza en el momento en que se tiene ya conformada lo que se llama la identidad genética, es decir la información, las instrucciones necesarias para que se desarrolle e identifique una nueva vida. Esto ocurre justamente en el momento de la fecundación, con la fusión de los gametos materno y paterno que dan lugar al cigoto. En este acto tenemos ya una identidad nueva, por ser el momento en el que se constituye el programa genético necesario (una información genética propia y singular, diferente a la de los padres) para la edificación de una nueva vida. 
Un embrión es un organismo perfectamente estructurado y dirigido. Cada célula del embrión cumple un papel en interacción con el conjunto. Pero el conjunto es una unidad de desarrollo en sí misma que se autoconstruye con el programa genético que quedó fijado en el cigoto. Aunque en un momento dado no se aprecien diferencias externas, conforme vaya creciendo en tamaño y vayan produciéndose más células, aumentan las diferencias entre ellas en su contribución al organismo, sin cambiar la identidad genética de partida. El embrión, en virtud de la continuidad y autonomía de su desarrollo desde la fecundación y antes o después de implantarse en el útero, es siempre la misma vida, el mismo ser humano, que poco a poco se desarrolla hasta el nacimiento. El embrión, desde la fecundación hasta la octava semana, y el feto, a partir de la octava semana, son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo.
Para la ciencia hoy en día no hay ninguna duda que el big-bang de la vida es justo el momento de la fecundación. El cigoto es una nueva realidad biológica, la primera realidad corporal del ser humano que encierra el programa de desarrollo para construir, paso a paso, de forma regular y sin interrupción el ente que verá la luz cuando alcance el grado de madurez suficiente, lo que, en el hombre, ocurrirá nueve meses después de la fecundación. Cada ser humano, cada persona, es una realidad singular que comienza su andadura vital cuando se constituye el programa genético del que dependerá su desarrollo.
El aborto solo obedece a corrientes culturales individualistas, utilitaristas, económicas y materialistas, dominadas por una depreciación del concepto de la dignidad humana, especialmente en sus fases inicial y terminal. Las leyes del aborto atienden antes a lo que llaman salud de la madre, que a la belleza y el inmenso bien de la maternidad.

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