Esas impactantes y brillantes acciones que deslumbran los ojos y que son presentadas por los políticos como resultado de grandes proyectos, por lo general sólo son resultado de estados de ánimo y de las pasiones. Así, la guerra entre Augusto y Antonio, que se atribuye a la ambición que tenían ambos por ser dueños del mundo, quizá sólo fue causada por los celos, escribe el filósofo François de La Rochefoucauld.
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