Apple y Microsoft ofrecen nuevas posibilidades a sus usuarios casi a diario, con la esperanza de que un flujo constante de genuinas innovaciones técnicas, combinadas con el fenómeno del “quiero creer” impedirá que sus clientes miren al otro lado de la carretera, hacia los sistemas operativos, mejores y más baratos, que tienen disponibles. La cuestión es si esto tiene sentido a largo plazo. Si Microsoft es adicta a los sistemas operativos como Apple lo es al hardware, entonces se apostarán la camisa por sus sistemas operativos, y vincularán todas sus nuevas aplicaciones y sistemas operativos a ellos. Su supervivencia dependerá entonces de añadir más posibilidades a sus sistemas operativos, de tal modo que sus clientes no se pasen a las alternativas más baratas, y mantener la imagen que, de algún modo misterioso, les da a estos clientes la sensación de que obtienen algo a cambio de su dinero.
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