El ser humano puede llegar a ignorar a alguien que se encuentra en apuros, pero esa insensibilidad parece reprimir un impulso más primitivo y automático que lleva a ayudar a quienes se encuentran en peligro. Las observaciones científicas realizadas en este sentido parecen indicar la existencia de un sistema de respuesta integrado en el cerebro humano, del que sin duda forman parte las neuronas espejo, que se pone en marcha cada vez que advertimos el sufrimiento de alguien y de inmediato sentimos lo mismo que él, una sensación cuya intensidad determina poderosamente nuestra tendencia a ayudar, explica el psicólogo estadounidense Daniel Goleman.
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