El oscurecimiento de la dignidad del matrimonio y de la familia que se difunde en muchas partes, ya lo denunciaba el Concilio Vaticano II: “La dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que está oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones; es más, el matrimonio queda frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación. Por otra parte, la actual situación económica, socio–psicológica y civil es origen de fuertes perturbaciones para la familia” (Gaudium et spes)
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