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La inequívoca toma de partido de las provincias Vascongadas y Navarra por Felipe de Anjou durante la guerra de Sucesión (1701-1715) permitió que los fueros de dichos territorios sobrevivieran a los decretos de nueva planta que abolieron los de todo el antiguo reino de Aragón y los residuales privilegios castellanos. Felipe V se apresuró a confirmar los fueros e incluso a conceder a Álava el pase foral del que esta provincia nunca había disfrutado.
El pase foral era la denominación de una facultad inscrita en el ámbito del Derecho foral del Reino de Navarra y las provincias vascas para no cumplir las órdenes emanadas de la monarquía española declarándolas nulas si atentaban contra su legislación propia, los fueros.
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