Dios nos ha hecho libres, incluso para pecar y mostrarnos crueles. Pero esa misma libertad nos permite escoger el camino del arrepentimiento, y no se nos negará el perdón. Su voluntad está en los Evangelios. La capacidad de discernir y tomar el sendero correcto es su legado. No blasfemes culpándole de la necedad humana, escribe Ferrándiz.
¿Un océano entero para producir una pequeña perla?
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