lunes, 26 de abril de 2021

Las ideas se han de simplificar hasta que las pueda comprender un niño


El alma colectiva y el alma infantil reaccionan de forma muy parecida. Los conceptos con los que se alimenta y se moviliza a las masas nunca serán lo suficientemente infantiles. Para que las verdaderas ideas se conviertan en fuerzas históricas capaces de influir a las masas en general se han de simplificar primero hasta el punto de que las pueda comprender un niño, escribe Sebastian Haffner. Y un desvarió infantil, concebido en la mente de diez generaciones de niños y anclado en ellas durante cuatro años, puede muy bien reflejarse veinte años después en la política a gran escala como ideología mortalmente seria.

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