Cuenta René Hague que la conversión al catolicismo del escritor David Jones se debió a su descubrimiento de la misa en los tiempos de guerra. Se encontraba buscando leña entre las trincheras cuando divisó una granja. Pensando en encontrar en ella leña seca se acercó y se puso a mirar a través de una grieta esperando no hallar sino un “oscuro vacío. Pero lo que divise a través de la grieta fue la espalda de un sacerdote revestido con una casulla en tonos dorados. Sin duda, la luz parpadeante de las dos velas encendidas proporcionaba un sobretodo dorado a sus vestiduras, al tiempo que prestaba una dorada calidez a los manteles blancos del altar y al blanco del alba, del amito y del manípulo del celebrante…..arrodilladas sobre el heno junto al improvisado altar, se apiñaban varias figuras vestidas de caqui.
David Jones |
Sigue contando su biógrafo que entre tan exigua feligresía, Jones reconoció a “un corpulento irlandés y un italiano nacionalizado británico. Aquel irlandés enorme, “ un personaje temible, un autentico púgil, un celta goidélico aficionado a beber, arrodillado en medio de aquellas velas”, le causó una profunda impresión. “Percibí de inmediato el sentimiento de unidad entre el oferente y aquellos matones amontonados en torno a él en un establo tensamente iluminado….algo que no sentía ni remotamente cuando asistía a un oficio protestante…”
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