Aristóteles dice que “ todo malo es ignorante de lo que debería hacer y de ello de lo que debería abstenerse; por culpa de un error de ese genero nos hacemos injustos y malos”. Aristóteles se representa al hombre como entregado a la persecución de una felicidad, desde luego muy relativa, cuya conquista es el término de la vida moral. Sus acciones son buenas cuando le acercan a ella, malas cuando la alejan.
La virtud es el hábito razonable que nos hace capaces de alcanzar la felicidad, como el vicio es el hábito desrazonable que nos condena a no alcanzarla, escribe el filósofo Etienne Gilson.
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