Lo más llamativo de la conquista de los musulmanes de España a principio del siglo VIII es que encontraron poca resistencia. A nivel popular jamás se organizó ninguna actitud defensiva, circunstancia que sin duda obedecía a las fuertes luchas internas existentes entre las grandes familias de la nobleza visigoda. El pueblo llano se hallaba al margen de aquella interminable pugna entre los descendientes de los monarcas Chindasvinto y Wamba. Además una buena parte de la aristocracia visigoda aceptó pactar con los invasores musulmanes. Los musulmanes en aquellos años de comienzos del siglo VIII se mostraron bastante apacibles con los cristianos, los cuales , al igual que los judíos eran “gentes del Libro”.Los miembros de la comunidad judía vieron con buenos ojos la presencia de los islamitas en la península Ibérica, pue disfrutaron con ellos de un clima de amplia tolerancia. El historiador norteamericano E. Ashtor ha señalado que los hebreos “encadenaron su destino a la dominación mora y la apoyaron de todas las áreas vitales”, escribe el historiador Julio Valdeón.
El progreso de los musulmanes hacia las tierras del norte peninsular quedó cortado al sufrir en el año 722 una derrota ante los combatientes satures cerca de las montañas de Covadonga. Unos años más tarde, en el año 732, los musulmanes sufrieron una fuerte derrota ante el rey franco Carlos Martel en las proximidades de la localidad de Poitiers. Aquel acontecimiento, dice Valdeón, se tradujo en el abandono, por parte de los musulmanes de su penetración en las tierras de la Europa cristiana.
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