domingo, 14 de septiembre de 2025

El motor principal de la colonización de América fue la evangelización

Tras el descubrimiento del nuevo continente, España se lanzó a su colonización. Sería un grave error pensar que el motor de esta aventura era solo económico. Sin duda, el oro y la plata, atraían en el siglo XV tanto como a nosotros en el XXI. Sería hipócrita censurar que algunos quisieran riquezas, como si los europeos colonizadores de otras zonas del planeta, siglos después, no las hubieran querido. Como si nosotros mismos tampoco las quisiéramos. Y también sería un error pensar que las riquezas no tuvieron nada que ver. Pero el alto número de sacerdotes y frailes que se embarcaron hacia América, sin nada material que ganar, ni riquezas que buscar, hace pensar en un motivo mayor, la evangelización. Además, todos los reyes de España insistieron en que a los indios había que darles un trato humano, como a los vasallos de Castilla. El afán de riquezas solo fue uno de los motores de una empresa que, si solo se hubiera movido por el oro, habría sido un fracaso desde el principio. El motor principal de la colonización de América fue la evangelización. La prueba de ello es que ningún otro país a lo largo de la historia mandó tantos sacerdotes y frailes como España mandó a América. Los nombres más usuales de barcos, ríos, ciudades, etc. eran de santos, advocaciones de la Virgen y acontecimientos religiosos. Que la evangelización fue uno de los pilares de la colonización española lo demuestra la fundación de numerosas misiones desde las que, frailes y sacerdotes, intentaban enseñar la fe católica a los indios y donde, siempre, encontraron refugio y protección. Un ejemplo entre muchos es una de las misiones fundadas por el fraile Junípero Serra llamada san Carlos Borromeo de Carmelo, en 1771, en el condado de Monterry, California. La construyeron entre él mismo, cuatro indios ya católicos, tres marineros y cinco soldados. Que los marineros y los soldados ayudaran, sin las mínimas condiciones necesarias y con la carencia de los materiales imprescindibles, es prueba concluyente de que, la idea de evangelizar, era una constante entre la población española. Pero esta idea de evangelizar no se limitaba a predicar la palabra de Dios. Serra procuraba a los indios medios de subsistencia. Con mucho sentido común fray Junípero Serra basó la economía en cultivar maíz, trigo y viñedos, y en criar ganado. Y siempre haciendo frente a un problema ya conocido, la escasa inmunidad de los indios a las enfermedades que los convertía en objetivo de las bacterias y los microbios. De todas formas, y como se vio por el crecimiento de la población india unos 20 años después, la misión era, verdaderamente, un lugar de trabajo y vivienda para los indios.
Una vez más fueron los deseos de evangelización los que lograron que Arizona continuara siendo española. Entró en acción un jesuita al que solo le movía el afán de cristianizar a los indios, el Padre Kino. El jesuita comprendió que, si se iban los españoles, no habría posibilidad de evangelización y puso todo su empeño para que siguieran allí. El padre Kino logró que los colonos continuaran en aquella tierra. Es uno de los hechos que demuestran que no fueron ni el oro ni la plata los motores de la colonización española. ¿Qué tenía que ganar España en aquellas extensas regiones? Nada, como demuestra el hecho de que, incluso hoy, sea uno de los territorios más despoblados de Estados Unidos. Lo que importaba era el alma de los indios: había que evangelizar. Los sacerdotes no se rindieron y, el padre Kino, comenzó el trato amable y humano con las tribus guaymas y seris. Más tarde también contactaría con otras tribus como la de los indios papagos,pumas,apaches,sobas, opas y cocomaricopas. El padre Kino no desaprovechó la ocasión de explorar y de investigar. Así, fue el primero que descubrió que California no era una isla, sino una península. Era 1698. Le dio el nombre de Alta California y sus mapas y planos supusieron un avance notable en el conocimiento y la cartografía de Norteamérica. Exploró Sonora en México y Arizona en Estados Unidos. No es que no se conocieran sino que se ampliaba ese conocimiento de unos territorios tan extensos que no se podían recorrer en una sola exploración. Al final de su vida había recorrido 30.000 km y fundó más de 30 ciudades. Una escultura de Kino se encuentra hoy en el Capitolio de los Estados Unidos.

Referencia: Eso no estaba en mi libro de Historia de España de Francisco García del Junco

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