El individuo centrado en amigos o enemigos no tiene una seguridad intrínseca. Su sentimiento de los propios méritos es volátil, está en función de los estados emocionales o de la conducta de otras personas. La guía proviene del modo en que percibe que responderán los otros, y la sabiduría está limitada por la óptica social o por una paranoia centrada en el enemigo. El individuo no tiene ningún poder. Covey dirá que otras personas manejan los hilos.
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