Firma del concordato entre Francia y la Santa Sede. De izquierda a derecha: José Bonaparte, Napoleón Bonaparte, Jean Portalis, en cardenal Spina, el conde d´Hauterive y Emmanuel Crétet |
El Concordato de 1801 fue el Concordato entre la Francia revolucionaria y la Santa Sede. El concordato de 1801 significaba una concesión considerable por parte de la Santa Sede a los principios de libertad de conciencia y de laicidad del Estado nacido de la Revolución francesa, pero también el fin de la Iglesia autónoma galicana y un reconocimiento sorprendente de la jurisdicción del papado sobre las Iglesias particulares. Nacía un nuevo modo de relacionarse con el Estado y de situarse en la sociedad. Ya no era el catolicismo la religión del rey y del reino, sino simplemente la de la mayoría de los franceses. Una realidad sociológica sustituía un principio jurídico y confesional hasta entonces inamovible. La Iglesia perdía muchos privilegios, pero se sustentaba en la fe y en el reconocimiento de los ciudadanos; se afirmaba con rotundidad la universalidad de la Iglesia romana y se colocaban las bases para una restauración pastoral, sin tantos medios como en la época anterior, pero más libre y más consciente de su realidad estrictamente religiosa. Ya no tenía poder, pero mantenía el prestigio y el respeto de los creyentes.
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