Arbol de Isaí. |
Los vínculos de ascendencia y descendencia entre los miembros de una familia se representan tradicionalmente en la forma de una figura ramificada, que todos conocemos con el nombre de árbol genealógico. Es posible que la costumbre de representar la genealogía de una persona en forma de árbol esté inspirada en un pasaje del Antiguo Testamento (Isaías 11:1), referido a la llegada del Mesías: «Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces». En la Cristiandad, estos versos se interpretan como una referencia a la ascendencia de Jesucristo. La primera representación conocida del Árbol de Isaí data del siglo XI; en la catedral de Chartres se conserva la vidriera más antigua con ese motivo.
Los árboles genealógicos de familias nobles aparecieron, por primera vez, en manuscritos medievales. Se utilizaban para demostrar la precedencia de una familia sobre otra en su derecho a acceder a los tronos europeos.
El árbol genealógico más extendido que se conoce en la actualidad es el del filósofo chino Confucio, que vivió entre los siglos VI y V antes de Cristo. Abarca más de ochenta generaciones de descendientes e incluye a más de dos millones de personas, de las cuales cerca de 1.300.000 están vivas hoy en día. Desde 1998, una iniciativa internacional coordinada por el Comité de Compilación de la Genealogía de Confucio se ha propuesto revisar y depurar el árbol genealógico del famoso filósofo. Por supuesto, este tipo de empresas colectivas se ven facilitadas por los medios informáticos con que contamos en la actualidad, tanto de almacenamiento como de comunicación.
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