Hubo un tiempo en que Europa podía referirse a sí misma apropiadamente como la cristiandad. Los europeos construyeron los edificios más hermosos del continente para albergar sus actos de culto. Disputaron amargamente sobre la diferencia entre transustanciación y consustanciación. Como peregrinos, misioneros y conquistadores, navegaron hasta los últimos confines del planeta con la intención de convertir a los paganos a la verdadera fe. Pero ahora los paganos son los propios europeos, escribe Niall Ferguson.
Según el estudio de la organización World Values Survey, el 4 por ciento de los noruegos y suecos, y el 8 por ciento de los franceses y alemanes, asisten a un servicio religioso al menos una vez a la semana, frente al 36 por ciento de los estadounidenses, el 44 por ciento de los indios, el 48 por ciento de los brasileños y el 78 por ciento de los africanos subsaharianos. Las cifras son considerablemente más elevadas en varios países de predominio católico, como Italia (32 por ciento) y España (16 por ciento). Los únicos países donde la observancia religiosa es inferior a la de la Europa protestante son Rusia y Japón. Dios es “importante” solamente para uno de cada diez alemanes y holandeses; para los franceses, la proporción es solo ligeramente superior. En comparación, el 58 por ciento de los estadounidenses dicen que Dios es importante en sus vidas. Su importancia es mayor todavía en Latinoamérica y en el África subsahariana, y alcanza su máximo nivel en los países musulmanes de Oriente Próximo. Solo en China el número de personas para las que Dios es importante es inferior que en Europa. Algo menos de una tercera parte de los estadounidenses consideran inapropiado que los políticos que no creen en Dios ejerzan un cargo público, frente al 4 por ciento de los noruegos y suecos, el 9 por ciento de los finlandeses, el 11 por ciento de los alemanes y españoles, y el 12 por ciento de los italianos. Nada menos que la mitad de los indios y brasileños no tolerarían a un político ateo. Unicamente en Japón el tema de la fe religiosa importa menos en la política que en Europa occidental.
G. K. Chesterton |
En su Breve historia de Inglaterra, G. K. Chesterton daba por supuesto que cristianismo era sinónimo de civilización: “Si alguien desea saber a qué nos referimos cuando decimos que la cristiandad era y es una cultura, o una civilización, hay una forma tosca pero sencilla de plantearlo. Es preguntarse cuál es el más común… de todos los usos de la palabra cristiano… Desde hace mucho tiene un significado en el habla informal de la gente corriente, y significa cultura o civilización. De hecho, Ben Gunn, en La isla del tesoro, no le decía a Jim Hawkins: «Me siento aislado de cierto tipo de civilización»; sino que le decía: «No he probado un bocado de cristiano»”.
Michael Buerk |
Gran Bretaña es ya una de las sociedades más ateas del mundo, con un 56 por ciento de personas que no van nunca a la iglesia, la proporción más alta de la Europa occidental.En 2000, una encuesta realizada para el programa de la BBC Soul of Britain, dirigido por Michael Buerk, reveló un asombroso grado de atrofia religiosa. Solo el 9 por ciento de los encuestados pensaban que la fe cristiana era el mejor camino hacia Dios, mientras que el 32 por ciento consideraban todas las religiones igualmente válidas. Aunque solo el 8 por ciento se identificaban como ateos, el 12 por ciento confesaban que no sabían qué creer. Más de las dos terceras partes de los encuestados declaraban que no reconocían unas directrices morales claramente definidas, y la proporción aumentaba hasta el 85 por ciento entre quienes tenían menos de veinticuatro años. Asimismo, el 45 por ciento de los encuestados afirmaban que ese declive de la religión había hecho de su país un lugar peor.
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