Rochester Theological Seminary. |
Teólogos cristianos han visto una solución a la aparente contradicción entre la evolución y la creación, argumentando que Dios opera a través de causas intermedias. El origen y el movimiento de los planetas podía explicarse por la ley de la gravedad y otros procesos naturales sin negar la creación y la providencia de Dios. De la misma manera, la evolución podría considerarse como un proceso natural a través del cual Dios dotó de existencia a los seres vivos y los desarrolló según su plan. A. H. Strong, el presidente del Rochester Theological Seminary, del estado de Nueva York, escribió en su obra de 1885, Systematic Theology: “Aceptamos el principio de la evolución, pero lo consideramos únicamente como el método de la inteligencia divina”. Explica que el primitivo ancestro de los comienzos humanos no es incompatible con su glorioso estatus de criatura hecha a imagen de Dios.
El papa Pío XII, en su encíclica de 1950, Humani Generis, afirmó que la evolución biológica era compatible con la fe cristiana. El papa Juan Pablo II, en una carta a la Academia Pontificia de las Ciencias, el 22 de octubre de 1996, dijo: “Nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría”. La compatibilidad de la evolución con la fe cristiana también es afirmada por otras denominaciones religiosas tradicionales. La Asamblea General de la United Presbyterian Church de Estados Unidos, adoptó, en 1982, una resolución que establecía que los estudiosos religiosos y las escuelas teológicas consideran que la teoría científica de la evolución no está en conflicto con las interpretaciones del origen de la vida halladas en la literatura bíblica.
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