Me comentaba un contertulio jubilado,entrado en años y experiencias,que todo aquello que el sentía como importante había desaparecido, quedando solo un cierto vacío.
Decía que las cosas que tenemos y que nos parecen tan sólidas son como el humo; y el tiempo es como el cielo hacia el que sube y en el que se pierde el humo. Fíjate en el humo que sale de una chimenea, comentaba, tan espeso, tan negro y tan presuroso en su subida hacia el cielo. Parece que va a hacer grandes cosas y a durar para siempre; pero poco a poco se hace más tenue, y al cabo de un rato desaparece por completo y solamente queda el cielo; y el que no cambia es este.
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