Teresa Castro-Martín, Rafael Martín-García, Julia Cordero y Marta Seiz, investigadores de Fedea, han publicado un documento en el que indican que la tasa de fecundidad en España ha caído desde los 2,8 niños por mujer en los 70 hasta los 1,23 de la actualidad. El informe de Fedea señala que la economía y la precariedad laboral entre los jóvenes marcan la diferencia entre países con culturas similares y niveles de desarrollo parecidos. Las economías que presentan una menor tasa de desempleo juvenil, que fomentan con ayudas sociales la igualdad entre generaciones a través de las ayudas a la emancipación, la educación... y que además muestran unos niveles de desigualdad de ingresos menores son los que disfrutan de unas tasas de fecundidad más cercadas a dos niños por mujer: Dinamarca, Países Bajos, Francia, Bélgica, Suecia, Irlanda o Alemania. En el lado opuesto se encuentran países como España, Grecia o Italia, con tasas de paro juvenil cercanas o superiores al 30%, con una elevada precariedad/temporalidad para el cohorte de población de 15 y 39 años.
Portugal, que tras reducir la tasa de paro juvenil a menos de la mitad desde 2013 ha visto como la tasa de fecundidad ha pasado desde 1,21 niños en 2013 hasta los 1,42 de 2019, mostrando una tendencia al alza. Algo muy similar ha ocurrido en Eslovaquia, con un fuerte incremento de la fecundidad a raíz de las mejoras económicas del país y entre los más jóvenes.
Parece que la economía y, sobre todo, la inclusión de los jóvenes en el mercado laboral, junto a otras ayudas (no destinadas directamente a la natalidad), marcan la diferencia a la hora de obtener unas tasas de fecundidad más elevadas. Es la población menor de 40 años la que necesita la condiciones económicas adecuadas para tener hijos. Una menor precariedad laboral y una mayor facilidad para acceder a una vivienda generan de forma natural un contexto más adecuado para formar una familia.
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