He dado una moneda que ni siquiera era buena y he comprado el Paraíso
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Monte Athos |
Escribe Nikos Kazantzakis en Carta al Greco: “Algunos días después de nuestra llegada al Monte Athos, un asceta medio loco, alucinado, acurrucado en una gruta que estaba suspendida sobre el mar, me dijo una palabra que me cerró la boca. —Tú has perdido el juicio, pobre amigo mío —le dije para fastidiarlo. Él se echó a reír. —He dado mi juicio —dijo— y he ganado a Dios; es decir, he dado una moneda que ni siquiera era buena y he comprado el Paraíso. ¿Te parece, hijo mío, que he hecho un negocio de tonto? Se calló un instante y luego prosiguió: —Voy a decirte algo más, para que lo sepas. Había una vez un gran rey, hermoso, glotón, gozador, que tenía trescientas sesenta y cinco mujeres en un harén. Un día fue a un monasterio y vio a un asceta. »—¡Qué gran sacrificio haces! —le dijo, y lo miró con piedad. »—El sacrificio que tú haces, oh rey, es mucho mayor —le respondió el asceta. »—¿Cómo es eso? »—Porque yo renuncio al mundo efímero y tú a la eternidad.”
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