¿Por qué fracasó el marxismo en África? La primera respuesta apuntaría al hundimiento del comunismo en Europa como razón fundamental, pero la verdad es que los marxismos africanos estaban en crisis antes de la entronización de la perestroika y la desbandada del bloque socialista. Y es que todo ocurrió de manera distinta a como predijeron los ideólogos. En el mundo real de los hechos la planificación centralizada de la economía, lejos de superar la era feudal y saltarse la etapa burguesa capitalista, dislocó el sistema tradicional de generación de alimentos, quebró las formas ancestrales de tenencia de tierra, y provocó una dramática disminución de la producción y de la productividad, con su correspondiente secuela de hambrunas y parálisis económica. El partido único marxista, no sólo no se convirtió en la gran fuerza centrípeta para forjar verdaderas naciones, sino devino en un enorme aparato de corrupción y despilfarro, controlado por tribus hegemónicas que acaparaban el poder, se repartían los recursos del Estado como si fueran un botín de guerra y atropellaban a las etnias enemigas con un grado de ferocidad y desprecio por la vida humana infinitamente mayor que el que jamás exhibieron las antiguas metrópolis. Y como era previsible, falló también la solidaridad del Gran Hermano soviético. Moscú mandaba asesores militares, tanques y policías para organizar el aparato totalitario, pero esa ayuda, lejos de fomentar el desarrollo, contribuía a la hipertrofia del Estado y al empobrecimiento galopante de la sociedad, lo que acabó por debilitar y deslegitimar a los mismos regímenes que pretendía fortalecer.
Referencia: La última batalla de la Guerra Fría (Carlos Alberto Montaner)
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