La Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. (USCCB) ha publicado el documento Create in Me a Pure Heart.El texto no solo analiza los efectos nocivos de la pornografía sobre quienes la consumen, producen o difunden, sino que también traza un panorama preocupante sobre su omnipresencia en la cultura contemporánea, su capacidad adictiva, y sus vínculos con delitos como la trata de personas, la explotación infantil y la violencia sexual. La pornografía, afirma el documento, no es un mero entretenimiento, es una estructura de pecado que distorsiona el sentido de la sexualidad humana, rompe vínculos afectivos, debilita la comunión familiar, y contribuye a una cultura del descarte. Los obispos denuncian el uso de inteligencia artificial para generar imágenes pornográficas hiperrealistas o falsas, incluyendo deepfakes que utilizan rostros de personas reales sin su consentimiento, lo que agrava aún más la deshumanización de las víctimas. También se advierte sobre las estrategias de las grandes plataformas digitales, que, mediante algoritmos y presiones sociales, inducen a menores y jóvenes a producir y consumir contenidos sexuales, a menudo sin que siquiera lo hayan buscado activamente.
El texto recuerda que toda persona humana está llamada al amor verdadero y a la comunión con Dios y con los demás. La pornografía, explican los obispos, contradice radicalmente esa vocación al reducir al otro a un objeto de placer. Frente a esta cultura del uso, la Iglesia proclama una visión de la sexualidad humana basada en la dignidad del cuerpo, el don de sí, y la virtud de la castidad como camino de libertad y plenitud. Esta enseñanza, que bebe de la teología del cuerpo de san Juan Pablo II y del Magisterio reciente, se ofrece como alternativa luminosa a una industria que degrada al ser humano en nombre del deseo.
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