viernes, 1 de julio de 2022

No existe sociedad sin prohibiciones, sin normas y sin subordinación


En una democracia todos somos iguales ante la ley, pero la ley está lejos de cubrir todas las relaciones humanas que forman la vida social. Si trasladamos automáticamente el modelo democrático e igualitario del ámbito político al antropológico, de lo público a lo privado, pasamos por alto las relaciones jerárquicas de la sociedad. Desde 1968 se ha afirmado a menudo que está prohibido prohibir, comenta el filósofo Tzvetan Todorov, olvidando que no existe sociedad sin prohibiciones, sin normas y por lo tanto tampoco sin subordinación. La frase “los hombres nacen libres e iguales” es producto de una mentalidad generosa y puede estar al servicio de objetivos loables, pero desde el plano antropológico se opone a la verdad…..Todo país diferencia entre sus ciudadanos y los que no lo son, es decir,los extranjeros. Unos y otros no tienen ni los mismos derechos ni los mismos deberes. Los extranjeros deben someterse a las leyes del país en el que viven, aunque no participen en su gestión. Sin embargo, no dejan de ser hombres y mujeres como los demás, que albergan las mismas aspiraciones y sufren las mismas carencias, sólo que la miseria los golpea con más frecuencia que a los demás y lanzan a su alrededor una llamada de ayuda. Y eso nos concierne a todos, ya que el extranjero no es sólo nuestro prójimo, sino que somos nosotros mismos ayer o mañana, en función de un destino incierto. Todos somos extranjeros en potencia.



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