Para el historiador Javier Tusell “el franquismo dejó como legado el crecimiento económico y la modernización social”. "El peso del trabajo cotidiano y de la voluntad de mejora personal y familiar de los españoles, dice el profesor Tusell, se demuestran con tan sólo tener en cuenta que las jornadas de diez horas no eran nada excepcionales en el medio urbano durante los años sesenta y que uno de cada cinco trabajadores madrileños estaba pluriempleado a comienzos de los años setenta. La generación protagonista del desarrollo fue, ante todo, una generación trabajadora a destajo. Si había un bien escaso en ese período era precisamente el ocio”.
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