El feminismo, tal y como lo hemos desarrollado, sirve para que las abogadas ganen un montón de dinero, sirve a las profesoras y estudiantes universitarias a cierto nivel psicológico, tal vez, pero dado que el feminismo no empieza por el permiso de maternidad y el cuidado de los hijos, que yo creo que es por donde debería empezar para la mayoría de las mujeres, deja fuera a las que están criando a sus hijos, escribe el profesor Tony Judt.
El feminismo ha triunfado en el sentido de que hay montones de abogadas y mujeres de negocios, y se han roto varios techos de cristal. A ese nivel ha constituido un éxito asombroso. Sin embargo, dice Judt, también tenemos muchas, muchas más mujeres que se encuentran al final del escalafón con sus familias y sin contar con la ayuda de un hombre. Ellas han caído rompiendo un suelo de cristal y ahora están sentadas encima de los fragmentos de cristal y la sangre. Sus vidas, con las largas jornadas de trabajo y las escasas o inexistentes prestaciones en materia de cuidado de los hijos y atención sanitaria.
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