Edipo nace con un destino ya marcado. Se sabe lo que le va a ocurrir y, haga lo que haga, le ocurrirá. No tiene posibilidad de salirse de ese camino. Por su parte, Caín no tiene previsto el final de la historia. Caín es advertido, porque se
pone en sus manos la posibilidad de modificar lo que hace. Cuando Caín ,en el Génesis,se enoja porque Dios no recibe su sacrificio y sí el de su hermano, todavía nada ha ocurrido. Y ahí Dios le advierte: cuidado con lo que haces con tu enojo; porque el pecado se agazapa a tu puerta pero tú podrás dominarlo. Es decir que su destino depende de él y de lo que haga con eso, cuenta Diana Sperling.
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